
Cuando empezamos en esta bonita afición, surge de inmediato la necesidad de encontrar envases para el producto. Obviamente la primera opción son las botellas, lo que no deja de ser un pequeño quebradero de cabeza, al darte cuenta de que para ese primer lote de veinte litros necesitas sesenta botellas de tercio, o cuarenta de medio litro… De repente hay que empezar a vaciar botellas con rapidez (lo que no suele ser un problema, jeje), pedir a los amigos, etc.
Con el paso de los lotes, lo normal es que nos hagamos con una buena colección de botellas de todos tipos y tamaños, cajas, etc. para estar preparado para casi cualquier contingencia. ¿cuáles sirven para la birra? Pues casi cualquiera, preferiblemente, de color ámbar o verde y que hayan contenido líquidos a presión (de cerveza, vaya).
Pero llega un momento, quizá cuando amplías la producción a cuarenta o cincuenta litros, o cuando tienes varios lotes seguidos pendientes de embotellar, que te planteas si no hay alternativas a las botellas. Porque, seamos claros, estás hasta los huevos de limpiar botellas, aclarar botellas, rellenar botellas y tapar botellas, y luego andar enjuagando, recogiendo, etc.
Además, se plantea en ocasiones el llevar birra a alguna reunión o fiesta, y desde luego sería mucho más cómodo echar un barril o similar, que andar con botellas parriba y pabajo. Por último, empiezas a fantasear con lo que molaría poner tu cerveza en un grifo y que los colegas se fueran sirviendo.
Así que empiezas a explorar las opciones existentes, buscas por los foros, las webs y las tiendas de suministros, consideras pros y contras y poco a poco te vas calentando, pero también te vas haciendo la pixa un lío ¿Cuál escojo?
En este artículo se comentarán brevemente los tipos más habituales de envases que se pueden emplear para sustituir a las botellas.
El barrilito de 5 l (beer-king, minikeg, etc.)
Estos barriles suelen ser la primera opción del cervecero casero. Te permiten envasar 5 l de birra de golpe, son fáciles de transportar y de enfriar en cualquier frigorífico, son reutilizables, y su precio es moderado. Ahora mismo un “kit” de varios barriles, cargas de CO2, tapones y dispensador anda por debajo de los sesenta pavos.
Además de con su propio grifo, se pueden usar en las maquinitas estas dispensadoras de birra con enfriador, lo que puede ser muy práctico. En teoría, al empujar la birra con CO2, se pueden mantener varios días una vez pinchados, aunque en la práctica, ante la imposibilidad de controlar la presión de gas, lo mejor es liquidarlo de una sentada (y ¡qué cojones! sólo son cinco litros, jia).
Por esta misma falta de capacidad de controlar la presión interior, no son aptos para carbonatar forzadamente, y se deberá emplear un cebado de azúcar igual que con las botellas. Supongo que también se podría rellenar a contrapresión, pero si eres capaz de rellenar a contrapresión no creo que este envase sea una opción seria para ti.
Otro inconveniente de estos barriles es que, tras varios usos, la película plástica o el barniz se deteriora, con lo que la birra adquiere un característico sabor “a lata”. Por último, en algunos casos los barriles no resisten la presión y llegan a deformarse por la presión, por lo que deben evitarse cervezas muy carbonatadas o conservar los barriles a temperatura relativamente baja.
La birriera
Este es uno de de los inventos del maestro Pfaffibeer. Consiste en la adaptación de un filtro de las cafeteras industriales, que son fáciles de encontrar en las chatarrerías, y que mediante una serie de modificaciones y algo de trabajo manual, se convierte en un depósito de inox de 9 litros perfectamente válido para nuestro propósito, por unos veinte euros de costo total aproximadamente (Pfaffi dixit).
Requiere un cierto trabajo de selección en la chatarrería y de bricolaje (hay un artículo de Pfaffi al respecto, si hubiera interés se colgaría).
Una vez modificado dispone de una llave de entrada de CO2 y una salida de producto, normalmente equipadas con un conector rápido de 8 mm.
Puede carbonatarse tanto forzadamente como con azúcar, y al poder controlar la presión interior, es posible regularla para una mejor conservación de la birra una vez pinchada. Para servir se puede conectar a un serpentín o bien disponer un grifo directamente a la salida del producto. Es necesaria una bombona de dióxido de carbono para servir o carbonatar forzadamente, aunque con un poco más de bricolaje se podrían adaptar cartuchos tipo “keg charger”, digo yo.
En principio, la birriera queda totalmente obsoleta ante los cornis de 9.5 l, pero por el precio de uno de éstos te haces cuatro o cinco birrieras, así que se entiende que sigue siendo una alternativa más que válida.
Los cornis
Los cornis o cornelius son barriles de inox que se emplean o empleaban (no lo tengo claro) para el transporte de refrescos a granel (de esos de las hamburgueserías). Los más habituales son los de 19 l, y más difíciles de encontrar los de 9.5 l, que son de puta madre, la verdad.
Lo cierto es que parecen pensados para el cervecero casero, aguantan la presión, son fáciles de limpiar y desinfectar, se puede controlar la presión interior… incluso pueden emplearse de fermentadores.
Al igual que la birriera, se puede carbonatar con azúcar o forzadamente, y servir directamente mediante un grifo conectado a la salida de producto o con un enfriador. En cuanto al gas, no es estrictamente necesaria una bombona de CO2, ya que existe un accesorio muy práctico (keg charger) que permite el empleo de cartuchos de CO2 de 12 y 16 g, muy cómodo y fácil de transportar, y no el muerto de la bombona. También necesitas, al menos, un juego de conectores rápidos.
Su inconveniente es un precio relativamente elevado (al menos comparado con la birriera) y, sobre todo los grandes, la dificultad de enfriarlos en la nevera, so pena que tengas una adicional dedicada exclusivamente a la birra (o que no te importe que la parienta te cruja).
A mi entender, se trata del envase grande definitivo para el cervecero casero, y se ha convertido en todo un estándar para las reuniones. En un próximo artículo se tratará de forma más detallada.
Los barriles comerciales
Es la cuarta posibilidad que vamos a contemplar. Son barriles de acero inoxidable de 30 y 50 l que emplean las cerveceras para distribuir sus productos. Cada cervecera tiene su modelo, que disponen de conectores diferentes, de modo que o te haces con todos los cabezales o te centras en un tipo de barril.
A su favor tienen el volumen, superior a todo lo que hemos visto hasta ahora. Sin embargo, presentan algunos inconvenientes a nivel casero que los hacen poco apropiados para una primera aproximación al barrilerío.
En primer lugar, desmontar el espadín puede ser en ocasiones misión imposible, y es algo fundamental para la limpieza y desinfección del barril que, forzosamente, deberá realizarse por medios químicos, dada la imposibilidad de meter el estropajo por el orificio.
Por otro lado, para enfriar la birra necesitaremos forzosamente un serpentín, a menos que dispongamos de una cámara frigorífica de grandes dimensiones.
Además, y dado de que hablamos de un volumen relativamente elevado (hasta 50 l), lo normal es que no caiga de una sentada, de modo que puede conducir a desperdiciar bastante cerveza. No obstante, es una solución idónea para eventos en los que se vaya a consumir birra a punta pala, como reuniones cerveceras y demás, jeje.
Pues eso, a embarrilar
(c) Antoineitor
Gracias por el aporte.
Hola, gracias por el articulo!
Podrías ampliar sobre la parte de los barriles de 5L ?
1. Como le adaptas la parte de CO2? tienes imagenes y referencia a lo que se necesita? –«Ahora mismo un “kit” de varios barriles, cargas de CO2, tapones y dispensador anda por debajo de los sesenta pavos.»
2. Tienes imagenes de a que es lo que se conecta? — «Además de con su propio grifo, se pueden usar en las maquinitas estas dispensadoras de birra con enfriador, lo que puede ser muy práctico.»
Mil gracias!